Visita a la mina de Potosí
VISITA A LA MINA DE POTOSÍ
En este artículo vamos a explicarte lo que debes conocer antes de hacer una visita a la mina de Potosí, en Bolivia. Vamos a empezar con una breve introducción histórica, ya que este sitio lo merece.
¡Vamos alla!
UN POCO DE HISTORIA
Cuenta la historia que allá por 1545 un pastor quechua se perdió mientras regresaba a casa con su rebaño de llamas. Acampó bajo el Cerro Rico e hizo un fuego para calentarse y preparar algo de comer. Tras pasar la noche a pie de esa montaña, al amanecer, observó que entre las brasas de la fogata, brillaba un material fundido. Sin saberlo, había encontrado la que iba a ser la mayor mina de plata del mundo.
Ese mismo año, un grupo de colonos españoles se acerco al Cerro Rico y constataron la abundancia de plata de ese lugar. Establecieron un poblado al que llamaron Potosí, que pronto se convertiría en una de las ciudades más importantes del continente. Su valor incalculable era tal, que sirvió como referencia para la expresión “vale más que un potosí”, que ha llegado hasta nuestros días.
El descubrimiento fue una condena para la población indígena local, ya que fueron sometidos al trabajo de la mina por parte de los colonos, en condiciones infrahumanas. Tras su máximo pico de producción en el siglo XVII, poco a poco la plata se ha ido agotando. En la actualidad, la mina sigue funcionando pero únicamente extrayendo desechos de plata y estaño. Además explotan las minas al mismo tiempo como atracción turística, que es de lo que vamos a hablar en este artículo.
Si quieres ampliar un poco en la historia de Potosí, te dejamos este enlace con más información.
CÓMO VISITAR LA MINA DE POTOSÍ
La ciudad de Potosí se encuentra al sur de Bolivia a 3820m de altitud. Es una ciudad construida a lomos del Cerro Rico, con un centro histórico interesante y una amplia extensión periférica de casas de chapa y adobe realmente impactantes.
Una de las principales atracciones es la posibilidad de hacer una visita a la mina de Potosí. Para visitar la mina de plata es obligatorio hacerlo mediante una visita guiada. Puedes contratar la visita en el hostal donde te alojes y cuesta alrededor de 50-100 bolivianos (8-12 euros).
En la visita está incluida la ropa, casco, linternas y cuerdas para entrar a la mina y cómo no, el guía. Los guías que realizan la actividad son ex-mineros, por lo que conocen bien la mina y os contarán muchas historias y anécdotas relacionadas con la minería. La visita se hace en 3 horas aproximadamente, así que podrás llegar a la ciudad de vuelta para comer.
Como hemos dicho antes, la mina se ha convertido en una atracción turística, y nada más comenzar el día pasó algo que lo dejó bien claro. Tras ponernos la ropa y todo el equipo nos montaron en una furgoneta y nos llevaron a una tienda. En la tienda, el guía nos dijo que teníamos que comprar regalos para los mineros, ya que ellos nos iban a mostrar cómo trabajan y se lo teníamos que agradecer. Entre los “regalos” las opciones eran: alcohol, cartuchos de dinamita, cigarrillos, hojas de coca y comida.
Después de comprar todos algo, nos llevaron a la entrada de la mina, donde tras una pequeña charla sobre las medidas de seguridad, nos pusimos a caminar en fila india siguiendo los carriles de los carros, monte adentro.
La estructura interior de la mina es todo de madera, la única luz que teníamos era la de nuestras linternas y pronto notamos un gran descenso de la temperatura. A los pocos metros de la entrada, hay una estatua hecha de barro que representa al demonio que vive en la montaña, que estaba cubierta de hojas de coca, y sobre la que echan alcohol cada vez que entran para pedir su protección.
Llegamos a una galería más ancha, donde nos pusimos sentados en círculo y el guía y un minero nos contaron su día a día en la mina, así como algunas historias que de solo imaginarlas, se nos ponían los pelos de punta. En ese momento, el guía nos hizo una pregunta que creo que nadie se esperaba: ¿Queréis ver como explota la dinamita? Nos mirábamos unos a otros, con una risa nerviosa y cara de desconcierto. Pero iba en serio, nos llevó hasta el final de una galería, y ahí tras picar un poco la pared, introdujo un cartucho de dinamita y le puso una mecha larga. Nos llevó a otra galería, desde la que prendió la mecha y al cabo de unos segundos una explosión ensordecedora inundó la galería, las paredes temblaron. Fue Increíble.
Una vez terminada la visita poco a poco subimos por las galerías hasta llegar de nuevo a la salida, no sin antes volver a hacer ofrendas con alcohol y hojas de coca al demonio que habita en las profundidades, esta vez, a modo de agradecimiento.
Nos volvimos a montar en la camioneta y nos llevaron a la ciudad. Allí entregamos toda la indumentaria y concluimos la visita a la histórica mina de Potosí.
¿DEBERÍAMOS DEJAR DE VISITAR LA MINA DE POTOSÍ?
La visita a la mina de Potosí es inquietante. Por un lado, estar dentro de una mina es una experiencia increíble y aún más al tratarse de un sitio tan importante históricamente.
Pero por otra parte, durante la visita no paraba de pensar si lo que estábamos haciendo estaba bien o no. La sensación que tuve la noche tras la visita no fue muy buena, como si mi conciencia no estuviera tranquila.
La verdad es que las minas de Potosí tienen un lado oscuro que da mucho que pensar.
Hablaremos de esto muy pronto en un nuevo artículo del apartado de inspiración. ¡No te lo pierdas!
Así conculuye este artículo sobre la vistia a la mina de Potosí. Esperamos que te ayude en tu preparación del viaje o que símplemente hayas disfrutado la lectura.
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